Flor de la Pasión de Cristo: ¿qué tanto sabemos de las pasifloras?
En botánica se dice que para que una flor sea perfecta y completa debe cumplir con dos elementos fundamentales: que tenga órganos femeninos y masculinos (carácter androginóforo) –lo que la hace ser perfecta– y que tenga cáliz y corola (contemplación de los pétalos y sépalos) –lo que la hace ser completa–, y la flor del género Passiflora los cumple. Sin embargo, eso no es lo único que la hace perfecta y completa.
Muchos de nosotros hemos degustado el sabor del maracuyá en sus distintas presentaciones, al igual que el de la granadilla o la curuba. Incluso conocemos de alguien que ha tomado gotas de pasiflora para calmar los nervios o la ansiedad. ¿Pero alguna vez hemos fijado la mirada en su flor? ¿En sus colores, en sus formas?
Las pasifloras son utilizadas en todo el mundo por su poder gastronómico, medicinal y ornamental. Hasta ahora se tienen reportadas 190 especies de pasiflora para Colombia, de las cuales 62 son endémicas y 80 comestibles. La región con mayor nivel de endemismo en Colombia es Los Andes, es decir que el departamento del Quindío hace parte de esa zona estratégica, pues tiene 18 especies endémicas reportadas hasta el momento.
En el Herbario de la Universidad del Quindío hay 46 especies de pasifloras, pertenecientes a 8 departamentos de Colombia aproximadamente. Y dentro de la Uniquindío se pueden observar alrededor de seis especies de pasifloras distribuidas por todo el campus universitario.
El botánico Linneo la clasificó dentro del género Passiflora –su nombre científico– la cual proviene del latín “flos passionis” (flor del sufrimiento o pasión), en alusión a la Pasión de Cristo. Fotografía: Santiago Montoya Rubio.
Estudiar las flores perfectas y completas
Santiago Montoya Rubio, estudiante de octavo semestre de Biología de la Uniquindío, está investigando la composición y distribución del género Passiflora en el departamento del Quindío. Cuando se habla de composición, se refiere a cómo y por quién está representado, y cuando se dice distribución, significa dónde están, a qué altura habitan, cómo se encuentran, etc.
A Santiago lo enamoró la belleza morfológica de este género, sobre todo sus flores y la composición que tienen. “Son plantas exóticas y muy vulnerables, muchas están en peligro de extinción”. Uno de sus objetivos –teniendo en cuenta que las pasifloras no han sido estudiadas en el departamento– es realizar una guía de este género para que cualquier persona que quiera conocer de ellas pueda acceder a su imagen o ilustración, sus características básicas, sus usos, hábitos y formas de cultivar.
“No sólo me interesa contribuir desde lo científico con un determinando número de especies que tiene este género en el Quindío, sino que tengo la intención de plasmar esa información en un mapa que permita acceder a su ubicación”, señaló el uniquindiano. Otro de sus objetivos es realizar una clave taxonómica para identificar fácilmente las especies, pues hay posibilidades de tener nuevos registros de especies de este género para el departamento.
Las flores de las pasionarias no sólo son complejas, sino que tienen un potencial ecológico muy fuerte con diferentes insectos, aves, mariposas, murciélagos y con el ecosistema como tal. Las hojas también tienen un poder increíble, manifestó Montoya Rubio, “porque pueden ser como quieran: sufren de fenómenos foliares, es decir que en una misma planta se pueden encontrar hojas de diferentes formas y tamaños”.
Santiago Montoya Rubio, estudiante de Biología, en trabajo de campo.
Más allá de la flor de la Pasión de Cristo
La Passiflora o flor de la pasión tiene su origen en la época de la colonia española de América, pues los colonizadores, al observar por primera vez estas plantas, asociaron las partes de sus flores con los signos e instrumentos de la Pasión de Cristo.
Y es que, si nos detenemos un instante a observar la flor detalladamente, tiene tres estigmas que se encuentran sobre los pétalos, sépalos y filamentos que, según la mitología botánica, representan los tres clavos que recibió Jesús el día de su crucifixión. En el estigma es donde se recibe el polen y se inicia la fertilización.
Las cinco anteras que tiene la flor, ubicadas debajo de los tres estigmas, están asociadas a las cinco heridas que recibió Jesús en su crucifixión. Las anteras son, justamente, las partes de la flor en donde se produce el polen.
De las partes más llamativas de la flor son los filamentos, que son péndulos delgados –y estériles– que sostienen a las anteras. Crecen en forma de corona encima de los pétalos y sépalos de la flor. Dicen que estos filamentos simbolizan la corona de espinas que Jesús usó antes de morir crucificado. Otros asocian a los filamentos con los látigos.
Esta flor tiene cinco pétalos y cinco sépalos. Se dice que esos diez “pétalos” simbolizan los diez apóstoles que fueron fieles a Jesús durante su muerte. Además, del ovario y su base se menciona que representan el cáliz de la Última Cena.
Una de las muchas leyendas que da cuenta del origen de la pasionaria está relacionada con las lágrimas que derramó María Magdalena tras la muerte de su hijo Jesús. Se dice que aquellas gotas, al caer a la tierra, se transformaron en las semillas de la flor de la Pasión.
Fotografía: Cortesía.
Por: Nathalia Baena Giraldo, periodista Medios Institucionales.
Fecha de publicación 01/04/2024
Última modificación 01/04/2024